Muy pocos son los valientes aventureros que se adentran en las tierras yermas, cruzando a través del Paso del Perro Loco, en la frontera sur del Imperio. Aún menos son los que regresan con vida.
El Matón ogro Brok el Come Orcos gobierna sin oposición un extenso valle que delimita la zona colindante a la fortaleza denominada La Roca de Hierro. Esta Tribu ha tenido una disputa con la tribu de Orcos que en su día reclamó la Roca, la Tribu de los Dientez Rotoz. Durante largos años se han dado caza los unos a los otros, sin darse prácticamente tregua.
No fue hasta el año 2045 que el Kaudillo Orco Borzuz KrujeKuelloz se decidió a poner fin a esa situación, y dirigió a su tribu hacia el campamento ogro más cercano. Se desató entonces una carnicería que duró varios días, en las que la tribu de Borzuz se dedicó entre otras cosas a comerse a los ogros capturados tras el saqueo. Incluso consiguieron gran botín tras la batalla, puesto que ese campamento había recibido un cargamento de oro y joyas procedente de los reinos fronterizos. Ocurrió que los ogros trabajaban como mercenarios para los humanos que pasaban por esas tierras inseguras a cambio de riquezas, y el cargamento era una parte del pago pactado por Brok con el Guardia de la Caravana con destino a la mítica tierra de Catai.
Sin embargo el ogro se sintió ofendido por el insulto del despreciable ser que había osado atacar sus tierras sin avisar previamente para que hubiese diversión para ambos, y que había aprovechado que el Matón se encontraba realizando su actividad favorita en ese momento -Darse un atracón con la carne de unos enanos que intentaban en vano reconquistar la fortaleza orca- para atacarle a traición y robar su preciado tesoro.
Decidido a demostrar la verdadera fuerza de la Tribu de los Come Orcos, el Gran Ogro rugió con la fuerza de 10 tormentas y toda su tribu se puso en marcha hacia la Roca, con la intención de acabar de una vez por todas con su enemigo, y zamparse a su enemigo como símbolo de victoria definitiva.
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